Si disponemos de suficiente tiempo
en nuestras clases podemos dedicar
un tiempo a la semana a la lectura
silenciosa o de forma alternativa se
puede hacer en casa. También pueden
leer sus libros aquellos estudiantes
que están esperando a que otros
terminen su trabajo, así no pierden
ese precioso tiempo. Dedicar 30
minutos de la clase a la semana para
la lectura puede marcar la
diferencia sobre todo en aquellos
alumnos que no pueden o quieren leer
en casa. También podemos usar este
tiempo para ayudar a elegir nuevos
libros, para comentar de forma
individual con cada alumno sobre el
libro que están leyendo (si
mostramos interés auténtico sobre lo
que están leyendo verán que la
lectura es una parte importante del
curso de idioma) por último nosotros
también podemos aprovechar para leer
los mismos libros que ellos están
leyendo y así predicamos con el
ejemplo.
No recomiendo que se les pida a los
alumnos que lean en voz alta ya que
esto puede ser contraproducente. El
alumno puede perder confianza ya que
puede ser consciente de sus faltas
en pronunciación y en velocidad
lectora. Y los alumnos que están
escuchando se implicarán más en
coger errores que en seguir el tema
y el disfrute de todos de la
historia puede verse afectado. Es
mejor que de vez en cuando el
profesor lea en voz alta a la clase
una pasaje de la historia. De esta
manera proporcionaremos a nuestros
alumnos un modelo a seguir en
pronunciación.
Lo que a menudo ocurre con muchas
bibliotecas de clase es que todos
los estudiantes empiezan con una
buena motivación pero al final del
año escolar sólo unos pocos están
todavía leyendo. Es nuestro trabajo
mantener la motivación haciendo
actividades de forma regular a
través del curso. De esta manera
siempre se les está recordando a los
alumnos que la biblioteca está para
ser usada.
Podemos pedirles a los alumnos que
ya han leído un libro que expresen
sus opiniones a toda la clase. Una
forma muy efectiva de motivarles es
pedirles que traduzcan una lectura a
dibujos y sacar los mejores en las
VÍDEO-LECTURAS (Ver capítulo
del mismo nombre). Pero quizás la
forma más importante de mantener
viva la biblioteca de clase es que
el profesor muestre interés por ella
a lo largo del curso.
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